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LA LENTA PERCEPCIÓN DE LOS AUTOMOVILISTAS

  • Foto del escritor: Profe en Bici
    Profe en Bici
  • 5 jul 2017
  • 3 Min. de lectura

El otro día mientras pedaleaba de regreso a casa, en una de esas tardes de tránsito vehicular caótico que suelen caracterizar a mi ciudad, mientras con mi bici sorteaba y dejaba atrás a tantos autos prácticamente detenidos, recordé una nota que había leído hace mucho tiempo en uno de los diarios locales de mi país. Aunque no la recordaba con exactitud, sí sabía que en ella se daban cuenta de situaciones que tenían que ver con colas en supermercados, peajes, y carriles de autopistas. Algo de esa situación en el tránsito que estaba atravesando con mi bici, me la trajo de vuelta a la memoria. Así que la busqué, y si te interesa leerla completa, acá te dejo el link.


Si te tomaste el tiempo de leer la nota, podés saltarte este párrafo. Sino, brevemente diré que en ella el autor, reconocido matemático y divulgador científico, no invita a pensar por qué siempre percibimos que las filas o colas en las que NO estamos nosotros, se mueven más rápido. Vale pensar en algunos de los casos que mencioné antes. Él nos dice que las matemáticas, desde el tiempo en que las comunicaciones telefónicas se hacían por medio de operadoras, vienen investigando el mejor equilibrio para acelerar el flujo de gente por una determinada cantidad de canales (por ejemplo, las cajas en un supermercado). Paenza sostiene que para las matemáticas es más eficiente una única cola de gente esperando a, digamos por caso, 10 cajas, en la que el primero de la fila se dirija a la primera caja que se libere, que muchas colas, una por cada una de las 10 cajas; en el segundo caso, un problema en una de las cajas, afectaría a todos los miembros de la fila de esa caja, en tanto que en el primer caso, el problema afecta solamente a quien allí está siendo atendido, mientras que el resto de los clientes continúan avanzando. Para los temas que nos ocupan en este blog, el autor agrega el ejemplo de una autopista con tres carriles, y las posibilidades de que estemos con nuestro auto en aquel que avance de manera más veloz, siendo esa probabilidad de 1/3 (¡si hubiera más carriles, la probabilidad sería aún menor!); en ese sentido, es mucho más probable que estemos en un carril que no avanza todo lo rápido que desearíamos, con el consecuente "zigzagueo", encerrones, accidentes y demás yerbas que todos los que alguna vez circulamos por las autopistas, avenidas y calles de nuestras ciudades, conocemos.


En definitiva, ir en auto suele ser un dolor de cabeza para la percepción de los automovilistas.


Y a todo esto, resulta que hace unos días me encontré con esta otra noticia en el diario, en donde se nos cuenta que en Argentina ha crecido en el último tiempo el patentamiento de autos y motos. Y entonces, siguiendo lo anterior, parece que a mis conciudadanos les gusta sufrir. Tenemos una ciudad que ya no sabe qué hacer con los autos, con vías colapsadas a diario, accidentes crecientes, y sin embargo, las políticas no parecen buscar una solución.


¡Qué difícil debe ser para alguien que acaba de invertir mucho dinero en su nuevo vehículo, estar atascado en el tránsito de una ciudad como la mía, en un carril que probablemente no sea el más rápido, y por lo tanto, ver como prácticamente todos llegan a destino mucho antes! ¡Incluso esas bicicletas, cuyo costo representa una porción irrisoriamente más pequeña que la invertida por él, y eso sin contar el combustible, la patente y el seguro!


Lamentablemente, las matemáticas no atraen a la mayoría de la gente. Paradójicamente si lo hacen los autos. Habrá que seguir pensando entonces, cuál es el modo más inteligente de moverse.






 
 
 

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