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HOY ME CAÍ CON LA BICI

  • Foto del escritor: Profe en Bici
    Profe en Bici
  • 4 jul 2017
  • 3 Min. de lectura

Ya les conté hace un tiempo atrás que cambié la bici, y desde hace unas semanas ruedo por las calles de mi ciudad con una fixie. Y aunque todavía debo la reseña de esta experiencia, quiero detenerme en un pequeño accidente que he tenido hoy, pero con consecuencias que podrían haber sido graves, y en circunstancias que pueden representar un peligro para otros ciclistas.


Juan B. Justo, 14:45 hs. aproximadamente, a la altura de Nazca o un poco más, yendo de Liniers a Colegiales. Suele ser la vía más rápida y directa para volver a casa luego de dar unas horas de clase. En general, voy cargado con mi notebook en la mochila, más algunos libros, hojas, etc. A esa hora, esta avenida no presenta mucho tránsito, y aunque nunca faltan esos autos que te pasan cerca, se va bastante bien. Y de hecho, no fueron los autos los causantes de mi caída, sino las malditas alcantarillas ubicadas en casi todas las bocacalles de mi ciudad, cuyas hendiduras están puestas de manera paralela al cordón de la vereda, y por lo tanto también al sentido de circulación de las bicis; y encima, si la bici de uno tiene ruedas finitas, hay muchas, pero muchas posibilidades de que la rueda quede allí clavada. A pesar de mi intento por esquivarla, la proximidad de un camión detenido en el semáforo me impidió hacerlo y caí sobre la vereda inevitablemente. Por suerte, los reflejos todavía funcionan bien, y llegué a poner la manos a tiempo, sin mayores daños, ni en mi ni en la bici. Ni siquiera se dañó el contenido de la mochila. Pero todo esto me llevó a hacerme algunas preguntas...


Como activista en el uso de la bicicleta y como profesor, uno de mis objetivos es incentivar a que mis alumnos y mis colegas elijan al velocípedo como medio de transporte. Pero en las condiciones en las que se encuentran nuestras calles, ¿vale la pena poner en riesgo la vida de los chicos?


En una ciudad cuyos legisladores se plantean estupideces como evitar que las bicis circulen por avenidas o que se deba limitar su velocidad a 25 km/h, ¿tiene sentido hacer política sobre un sillín mientras esta manga de imbéciles no ven los problemas reales, y se llenan la boca con un discurso probici?


¿Sirve para algo el trabajo de la comunidad de ciclistas que patrullan las calles y ciclovías, registrando con fotos y videos todos los peligros que enfrentamos a diario?


No siempre es el auto el primer obstáculo para hacer a una ciudad ciclable. A veces es la falta de previsión y planificación de las autoridades; es el poco mantenimiento de las calles, llenas de baches, vidrios rotos, ramas, tachos de basura, basura fuera de los tachos, etc. Es la mala señalización. Es el pésimo diseño de los nuevos pasos bajo nivel. Es la desconexión de ciclovías o la concentración de estaciones de bicis públicas en un sector de la ciudad. Y entonces a mi me huele a que el verdadero interés no está en la bici, ni en hacer las calles más seguras para los ciclistas, sino en usar la obra pública para hacer campaña política, porque después de todo, subirse a una bici en mi ciudad (subirse en serio a una bici y no sólo para la foto como hacen ciertos funcionarios), sigue siendo un verdadero peligro.


Dentro de lo posible... ¡buena rodada!

 
 
 

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© 2017 por POFE EN BICI.

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