RECORRIDO POR EUROPA - ROMA
- Profe en Bici

- 22 jun 2017
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Comienzo con ésta, una serie de entradas sobre el recorrido por Europa que hicimos con mi esposa con motivo de nuestra luna de miel. Los dos, con nuestra mirada de ciclistas urbanos, fuimos registrando los pros y los contras de las distintas ciudades que visitamos, y estas son algunas de las síntesis que logramos hacer de ellas. Empecemos por la ciudad eterna…
Roma nos sorprendió con sus estrechas calles. Quizás porque su trazado se ha quedado como detenido en el tiempo, o porque en cada esquina hay un pedazo de historia conservado en alguna ruina, en general, sus calle parecen hechas para los peatones… con la salvedad de que están atestadas de autos. Claro, esos autos, nacidos en aquel contexto, tuvieron que adaptarse, y por ello sorprende que por cuadra uno pueda cruzarse con al menos cinco o seis “Smarts” o similares, es decir, autos que van de pequeños a ultra pequeños. Y a pesar de ello, los peatones siguen arrinconados contra las paredes de las construcciones, pues las veredas, en general, brillan por su ausencia, salvo en las grandes avenidas.
Bicicletas las hay, pero pocas las hemos visto circulando. Están encadenadas a los postes, o a algún que otro dispositivo destinado a su estacionamiento, pero parecen haber llegado ahí como por arte de magia (o tal vez por alguna calle escondida, privada del andar turístico).


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