FIXIE

Ya he comentado por estas páginas que en cuestión de mecánica de bicicletas, me gusta arreglármelas solo. Creo que una de las ventajas que tiene nuestro vehículo es que sus problemas son de fácil solución, además de económicamente baratos. Cambiar un cable de freno, o unas pastillas, emparchar una cámara, calibrar los cambios, reemplazar la cadena, etc, son tareas que no necesitan más de una tarde, en un espacio que bien podría ser el balcón de tu departamento; de hecho, allí monto mi “taller” cada vez que lo necesito.

Pero también es cierto que no siempre los tiempos nos permiten realizarle a nuestra bici todos los mantenimientos que requiere, en los momentos oportunos; ¡ni hablar en épocas de cierre de trimestres, donde hay que devolver evaluaciones en todos los cursos! Y ese fue mi caso: dejé que la cadena se estirase por demás, lo que me provocó un desgaste desparejo en los piñones. Y tal es así que el cambio de cadena significó reemplazar un problema por otro, dejándole a mi bici un andar poco feliz.

Y de tanto luchar con mi bici de montaña, los problemas de mecánica hicieron que me pique el bichito de una nueva bici, mucho más simple, que me ahorre algunos dolores de cabeza. Fue así que me dejé seducir por algunos modelos de bicis fixies, y terminé comprando una que espero me devuelva el andar suave, parejo, silencioso, simple, que para esta ciudad necesito.

No voy a negar que algo de miedo tengo. Con algo de vergüenza debo aceptar que mi andar por las calles de esta ciudad no es el más prudente, y la confianza en mis frenos me empuja a acercarme a algunas situaciones límite, siempre con la certeza de estar haciendo las cosas bien, pero todos sabemos que en nuestras calles vale más el avivado argentino que el que cumple la ley, y en general, para los que la cumplimos, eso es un riesgo. Pegar el salto a una bici con piñón fijo, con un solo freno delantero, me acobarda un poco. Creo que será cuestión de reducir la velocidad hasta ganar la suficiente confianza y dominio de este nuevo modo de pedalear.

Otra contra será volver a la mochila en la espalda, con su consecuente transpiración y algún que otro dolor lumbar. No hay chances de que le ponga un portapaquetes como hice con la mountain bike. Pero todo ello considero que se compensa con la simplicidad de su mecánica, y por qué no, con su estética minimalista.

Habrá que ver cómo se deja rodar…

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