ENTENDER OTRA LÓGICA
- Profe en Bici

- 21 jun 2017
- 2 Min. de lectura
Me encontré hace pocos días, en un encuentro familiar, hablando con alguien a quien aprecio mucho, pero con quien tenemos miradas muy distintas sobre el mundo.
La charla había comenzado con un argumento suyo que rezaba más o menos así: hay que estar del lado correcto del mundo; hay ganadores y perdedores, y siempre es mejor estar en el primer grupo. Y esa lógica era aplicable para prácticamente todo: los negocios, los lugares donde vivir, los modos de trasladarse de un punto a otro, etc.
Soy de los que creen que vivimos en una coyuntura histórica, en donde un modelo moderno de comprender el mundo está dándole paso a una nueva comprensión, más humana e inclusiva. Y en el marco de esa coyuntura creo que se dio el debate, pues creo entender que su argumentación se ubica en ese viejo modelo; yo por mi parte, me creo hijo de un tiempo en donde no hay vencedores ni vencidos, pues veo al mundo como un lugar que puede sostener nuestra vida con todo lo que necesitamos, siempre y cuando aprendamos a vivir en armonía.
Quise ilustrarle la diferencia entre su modo de pensar y el mío, apelando al siguiente ejemplo:
En su lógica, para trasladarse de un lugar al otro, triunfa el que posee el mejor auto; es decir, el objetivo primero es tener un automóvil con mejores prestaciones que el auto que tenga el vecino. Debo poder encontrarme en la calle con él y mostrarle que allí, yo estoy del lado correcto; él ha quedado incluido en el numeroso grupo de los perdedores. Es una lógica que ha arraigado fuertemente en nuestra cultura; nos la venden todo el tiempo; a cada paso nos encontramos on ella, en la calle, en la escuela, en nuestro lugar de trabajo, en la cola del súper.
En mi lógica, cualquiera que participe de ese juego está condenado a perder, incluso antes de comenzar. En la calle, cuando se encuentren, ambos estarán sumergidos en sus pensamientos revanchistas, consumiendo combustible, destruyendo el medio ambiente, y para peor, detenidos en el embotellamiento que entre ellos mismos provocan. El que ha entendido que no debe ser más que el otro, que no existe una carrera para llegar antes a destino, que el objetivo último no es un mejor puesto en el trabajo, ni una mejor casa que la del vecino, y que el mundo tiene una sobreabundancia de bienes que sólo deben ser mejor distribuidos, ya se ha subido a su bicicleta, y sortea el embotellamiento de los "vencedores y vencidos" con una sonrisa en su rostro, disfruta de esas cosas importantes que tiene la vida, e invita con su estilo de vida, a que alguno de ellos también se sume al movimiento que acabará por cambiar el mundo.

Comentarios